UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





domingo, 24 de mayo de 2015

Lectio Divina (Método en 10 pasos): Lunes, 25 de Mayo, 2015: Evangelio según San Juan 19, 25-27. : (Fiesta de María, Madre de la Iglesia - 8ª Semana del Tiempo Durante el año - Ciclo B -)


LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DE LA SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO: LUNES 25 DE MAYO 2015: 
FIESTA DE MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

La "Lectio Divina"(Lectura Orante de la Palabra de Dios) es un método para leer, meditar, rezar, actuar y encarnar la Palabra de Dios en la vida diaria. El método consiste en 10 pasos progresivos muy fáciles de realizar y que permiten a cada cristiano entender y realizar la Voluntad de Dios.

1°. PREPARACIÓN:
Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a tu palabra.

que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas,

despierta mi alma y mi inteligencia

para que tu palabra penetre en mi corazón
y pueda yo saborearla y comprenderla.

Dame una gran fe en ti
para que tus palabras sean para mí
otras tantas luces que me guíen hacia ti
por el camino de la justicia y de la verdad.

Habla señor que yo te escucho
y deseo poner en práctica tu doctrina,
por que tus palabras son para mí, vida, gozo, paz y felicidad.
Háblame Señor tu eres mi Señor y mi maestro
y no escucharé a nadie sino a ti.
Amén


2°. LECTURA:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor.

A. COMENTARIO INTRODUCTORIO
María es, el primer y principal integrante de la Iglesia, nuestra hermana en la fe, y al mismo tiempo, nuestra Madre.
Siendo Madre de Cristo, es Madre de su cuerpo que es la Iglesia.
El Concilio Vaticano II, nos dice que María es Madre no sólo de Jesús, la Cabeza de la Iglesia, sino también de los miembros del Cuerpo místico de Cristo: «Porque cooperó con su caridad a que los fieles naciesen en su Iglesia» (LG 53). Cooperó en la encarnación y cooperó también en la cruz, en el momento en el que del Corazón traspasado de Cristo nacía la familia de los redimidos: «no sin designio divino, estuvo de pie, se condolió vehementemente con su Unigénito y se asoció maternalmente a su sacrificio, consintiendo amorosamente a la inmolación de la víctima que Ella había engendrado» (LG 58).
Sin negar su sufrimiento, la actitud de la Virgen María no fue la de una madre que se duele ante la muerte de su hijo; fue la actitud de una madre, que aún en medio del dolor, se asocia, se une positivamente al sacrificio, no sólo porque la víctima inmolada era su propio Hijo, sino porque el amor la lleva a volver a dar su sí como lo dio el día de la Encarnación.
María es nuestra Madre porque ha cooperado decisivamente para nuestro nacimiento a la gracia.
Ella no puede dejar de amar con amor maternal a los que están hermanados con su Hijo por la gracia.
La maternidad de María es así para nosotros un puro regalo de Dios.
La vida de María aquí en la tierra fue una vida empapada de Dios, haciéndose: canto de glorificación en el magníficat, petición confiada en las bodas de Caná y espera perseverante con la Iglesia en el cenáculo.
Desde entonces hasta nuestros días es en todo tiempo intercesora para todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo: «No dejó en el cielo su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos, por su continua intercesión, los dones de salvación. María hace que la Iglesia se sienta familia(Documento de Puebla 285,287) y hace que el Evangelio se haga más carne entre nosotros (Documento de Puebla 303).
Por su amor maternal cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso la bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de abogada, auxiliadora, socorro, mediadora» (LG 62).
María en el cielo sigue siendo nuestra madre e intercede maternalmente por nosotros.
La intercesión de María es una intervención maternal llena de delicadeza, de finura, de paciencia, de solicitud, de tacto de Madre, que con su intervención múltiple va implorando las gracias indispensables.
Como Madre de Dios, su intercesión es poderosa; como Madre nuestra, su intercesión es segura. María, 
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.

B. REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
"El Evangelio de hoy nos muestra a María a los pies de la Cruz. Jesús dice a Juan: “He aquí tu madre”. María – afirmó el Papa – “es ungida Madre”:
“Y esta es también nuestra esperanza. Nosotros no somos huérfanos, tenemos Madres: la Madre María. Pero también la Iglesia es Madre y también la Iglesia es ungida Madre cuando recorre el mismo camino de Jesús y de María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento; y cuando tiene esa actitud de aprender continuamente el camino del Señor. Estas dos mujeres – María y la Iglesia – llevan adelante la esperanza que es Cristo, nos dan a Cristo, generan a Cristo en nosotros. Sin María, no habría existido Jesucristo; sin la Iglesia no podemos ir adelante”.
“Dos mujeres y dos Madres” – prosiguió explicando el Papa Francisco – y junto a ellas nuestra alma, que como decía el monje Isaac, abad de Stella, “es femenina” y se asemeja “a María y a la Iglesia”:
“Hoy, viendo a esta mujer ante la Cruz, firme en seguir a su Hijo en el sufrimiento para aprender la obediencia, al verla vemos a la Iglesia y vemos a nuestra Madre. Y también vemos nuestra pequeña alma que no se perderá jamás, si sigue siendo también una mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia. Y así como nuestros Padres del Paraíso salieron con una promesa, hoy nosotros podemos ir adelante con una esperanza: la esperanza que nos da nuestra Madre María, firme ante la Cruz, y nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica”. (Papa Francisco, homilía en Casa Santa Marta, 14 de septiembre de 2014).

4°. ORACIÓN: Dialogo con el Divino Maestro

Oración a María Madre de la Iglesia

María, tus hijos llenos de gozo,
Te proclamamos por siempre bienaventurada
Tú aceptaste gozosa la invitación del Padre
para ser la Madre de su Hijo.
Con ello nos invitas a descubrir
la alegría del amor y la obediencia a Dios.
Tú que acompañaste hasta la cruz a tu Hijo,
danos fortaleza ante el dolor
y grandeza de corazón
para amar a quienes nos ofenden.
Tú al unirte a la oración de los discípulos,
esperando el Espíritu Santo,
te convertiste en modelo
de la Iglesia orante y misionera.
Desde tu asunción a los Cielos,
proteges los pasos de quienes peregrinan.
guíanos en la búsqueda
de la justicia, la paz y la fraternidad.
María gracias por tenerte como Madre.
Amén.

5°. CONTEMPLACIÓN: Silencio ante la Palabra.

6°. CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.

7°. DISCERNIMIENTO: Pensar y Discernir la Palabra.
¿Mi relación con la Virgen María se limita a simple piedad?
¿Experimento su materna protección?
¿Me confío a su intercesión?

8°. COMPARTIR: Comparto la Palabra.

9°. DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.

10. ACCIÓN CONCRETA: Propósito del día.
Hoy agradeceré a la Virgen María, Madre de la Iglesia y de todos nosotros sus hijos, con una lectura de la Palabra que hable de Ella o/y orando algunas plegarias marianas.

SANTOS DE HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS



-Fiesta de María, Madre de la Iglesia
San Gregorio VII, papa, Salerno, 1085.
-San Urbano, papa y mártir, Roma, 230.
-Santos Pasícrates, Valentín y otros dos mártires, Doróstoro de Misia (Rumania actual).
-San Dionisio, obispo de Milán, desterrado por los arrianos hacia 328.
-San Cenobio, obispo de Florencia, s. V.
-San Aldhelmo (24 marzo), obispo de Sherburn (Inglaterra), 709.
-San León, Troyes (Francia), 550.
-San Genadio (24 mayo), abad de San Pedro de Montes y obispo de. Astorga, 925.